miércoles, 7 de diciembre de 2011

Caminito





Nuestro día a día de turisteo por Buenos Aires comienza con una misión: salir de Quilmes y entrar en la ciudad. Todas las autopistas de acceso son de peaje lo que conlleva una doble incomodidad: pagar siempre que se entra o se sale y además aguantar los atascos. Pero los argentinos tienen un método para, al menos librarse de pagar. Consiste simplemente en hacer sonar las bocinas de los coches al llegar al peaje, si éste está concurrido. Nosotros creíamos que pitando no iba a desapercer toda la caravana de coches y no se conseguía nada pero resulta que si se insite mucho, los operarios levantan las barreras y dejan pasar los coches. ¡Increíble! Así es este país de contrastes, donde, durante ese mismo camino de acceso a la ciudad se pueden ver lujosos rascacielos y chabolas agrupadas en villas.

Una vez en el centro, los primeros barrios a visitar fueron San Telmo, La Boca y Caminito. Aquí subimos dos fotos de este barrio,antiguamente poblado por inmigrantes sobre todo de origen italiano. A pesar de la pobreza de la zona, supieron sacarle partido pintando las fachadas de sus casas de llamativos colores. Hoy en día es una parada obligada en la visita a la ciudad de Buenos Aires y, por dicho colorido y singularidad, fue el fondo elegido para este blog.


Después de una larga jornada, intentamos tomar (que no coger, por eso de las diferencias con el idioma) un autobús de vuelta a Quilmes. Menuda odisea. Resulta que para comprar el ticket tienes que pagar con monedas pero en practicamente ningún sitio tienen cambio. Asi que tras muchos intentos por fin reunimos calderilla y al subir al autobús causamos una cola tremenda porque teníamos que comprar el billete uno a uno. Una aventura que se iba a repetir cada vez que tuvieramos que utilizar un bus...

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