Y desde lo alto del Pan de Azúcar,
mirando cómo se ponía el sol tras el Morro do Corcovado comprendí porque a Río
se la conoce con el sobrenombre de la ciudad maravillosa.
La excursión
empezó unas horas antes justo en ese mismo monte donde se alza el monumento mas
siginificativo de la ciudad: El Cristo Redentor. A sólo unos 15 minutos del
centro comienza el Parque Nacional da Tijuca, el bosque urbano más grande
del mundo que alberga en lo alto de su montaña esta gran figura de 30 metros.
La vista desde el Corcovado es simplemente espectacular. La ciudad se asienta
en un paraje único, rodeada de mar, un lago y montañas y cerros verdes. No creo
que haya otra ciudad en el mundo ubicada en una localización tan especial. De allí,
seguimos nuestro recorrido por las calles de la ciudad con parada en el famoso
sambodromo, el barrio de Santa Teresa y la Escalera de Selarón, una peculiar escalinata
realizada durante anos por el artista chileno Jorge Selarón utilizando miles de
azulaejos traidos de todo el mundo. Sorprende que las guías o los mapas de la
ciudd no la incluyan como atracción que merece ser visitada.
Y como digo, el
día terminó en la no menos imponente montaña del Pan de Azúcar. A través de dos
funiculares llegamos a lo alto y de nuevo una impresionante panorámica de
ciudad que quedará grabada en nuestra mente... Sólo llevábamos un día en Río y todavía
nos quedaba por visitar las playas de Copacabana e Ipanema pero ya
queriamos volver...
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