Viernes, 10 de la mañana. Nos
dirigimos a un cementerio. En principio, el plan no es muy atractivo, pero no
se trata de un cementerio corriente. Vamos a visitar la Recoleta, cinco
hectáreas de campo santo ubicados en la zona Norte de la ciudad que alberga
algo mas de 4.500 tumbas o mejor dicho, bóvedas. Esta fue mi primera sorpresa.
No se trata de un cementerio como los que estamos acostumbrados a ver en
Europa, La Recoleta tiene bóvedas; microterrenos donde se construyen pequeñas
capillas (algunas no son pequeñas en absoluto, sino auténticos monumentos) y donde se entierran a
los muertos o mejor dicho, se guarda los restos de las personas fallecidas
porque enterrar como tal no se entierra. Segunda sorpresa: cuando paseas y te
asomas a dichas bóvedas ves claramente los féretros o ataúdes allí colocados.
La guía que nos hizo el
recorrido por todo el cementerio nos advirtió: “Para todos aquellos que no sean
argentinos, no intenten comprender nuestra historia en una hora” Pero lo cierto
es que a través de todas las personalidades allí enterradas te puedes hacer una
idea de algunos de los capítulos mas importantes del país. Presidentes de la Nación,
militares y hasta historias convertidas en leyenda como la de la joven Rufina Cambaceres que
según cuentan fue enterrada viva…. Y por supuesto el panteón de la familia
Duarte donde descansan los restos mortales de Evita: La bóveda más visitada.
Esta guía que en tono de humor negro afirmaba que “a este lugar la gente se
muere por venir”, también daba rigurosas explicaciones históricas.
Sorprendente también el periplo
que hizo el cuerpo de Eva Perón una vez muerta (Buenos Aires, Milán y Madrid)
con secuestro e intercambio de cadáveres incluido…. Un lugar muy interesante
para acercarse un poco más al pueblo y a la historia argentina.
Pd. Si se quiere conocer más a
fondo la historia argentina recomiendo visitar el Museo del Bicentenario ubicado justo detrás de la Casa Rosada.
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