domingo, 23 de marzo de 2014

Carlos Páez Vilaró



Uno de los privilegios que me llevo de este país tan interesante que estoy descubriendo es haber conocido Casapueblo y parte de la obra de Carlos Páez Vilaró. Tengo que confesar que no conocía a este prolífico artista y sencillamente, me encantó todo o que vi en su Museo-Taller, su “escultura habitable” como él denominaba la construcción ubicada en Punta Ballena. Basta con poner su nombre en Google para que rápidamente toda la pantalla se tiña de color y de arte.
Páez Vilaró se atrevió con diversos campos: la pintura, la arquitectura, la cerámica, la literatura… cualquier forma de expresión le valía a este uruguayo para expresar su amor por la naturaleza, las mujeres, el sol o incluso su hijo uno de los implicados en la tragedia de los Andes.

La visita a Casapueblo finaliza con la audición de su poema al Sol, recitado por él mismo mientras se contempla el atardecer desde los balcones. Una puesta de Sol para recordar siempre.  Aquí va un pequeño extracto del poema:

“Chau Sol…! Te quiero mucho…
Cuando era niño quería alcanzarte con mi barrilete. Ahora que soy viejo, sólo me resigno a saludarte mientras la tarde bosteza por tu boca de mimbre.
 Chau Sol…! Gracias por provocarnos una lágrima, al pensar que iluminaste también la vida de nuestros abuelos, de nuestros padres y la de todos los seres queridos que ya no están junto a nosotros, pero que te siguen disfrutando desde otra altura.
Adiós Sol…! Mañana te espero otra vez. Casapueblo es tu casa, por eso todos la llaman la casa del sol. El sol de mi vida de artista. El sol de mi soledad. Es que me siento millonario en soles, que guardo en la alcancía del horizonte”.




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