viernes, 28 de marzo de 2014

Valparaiso, Viña del Mar y Santiago



Estas tres ciudades son las que hemos visitado en nuestra estancia en Chile. En tan sólo 5 días debíamos hacernos una idea de cómo es este país así que dedicamos un día a hacer una ruta hasta la costa y pasar el resto de días en la capital. Valparaíso y Viña del Mar están pegadas la una a la otra pero no pueden ser más diferentes: la primera asentada en numerosos cerros, con casas pequeñas de diferentes colores apiñadas las unas con las otras con un cierto caos que le dan su toque de personalidad junto con los ascensores o elevadores que ayudan a salvar los desniveles. Todo muy pintoresco y auténtico.Viña del Mar por su parte es mucho más ordenada y está destinada al turismo de playa. La ciudad ofrece limpias calles y parques, un festival reconocido a nivel internacional y algún que otro detalle interesante como una estatua Moái original de la Isla de Pascua (sólo hay tres de estas misteriosas esculturas de piedra fuera de la isla). Este viaje se completó con una mini parada en una viña chilena, de las muchas que se extienden por los campos. Y es que, según nos contaba nuestro guía y conductor, estas tierras protegidas por las cordilleras y bañadas por las brisas que llegan del Pacífico, las hacen muy propicias a cultivar uvas y extraer después vinos de gran calidad.

La capital chilena aglutina sus principales monumentos en la zona centro, en los barrios de Lastarria, Bellas Artes y Bellavista. Lo mejor es comprarse un mote con huesillo, caminar e irse encontrando con edificios como el Palacio de la Moneda, la Plaza de Armas, el Mercado Central o los cerros de Santa Lucia y San Cristóbal (muy recomendables para ver una panorámica de la ciudad). Justo en estos puntos se divisa lo grande que es Santiago y, si la neblina (aquí llamada esmog) lo permite, también la imponente Cordillera de Los Andes.

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