Inflación:
Elevación notable del nivel de precios con efectos desfavorables para la
economía de un país.
Esta es la
definición que recoge la Real Academia sobre la inflación, una palabra que
desafortunadamente está en boca de todos los argentinos de forma regular. Desde
que llegué la he oído pronunciar muchas veces y hoy, aparte de consultar el
diccionario, he buscado un poco más de información para ver si logro entender
por qué este concepto está tan íntimamente ligado a la economía argentina. El
resultado han sido decenas de datos, gráficos, teorías y hasta fórmulas
matemáticas que intentan explicar este concepto económico. He de decir que casi
todas estas explicaciones son difíciles de entender y estoy convencido de que a
la inmensa mayoría de las personas lo que realmente les importa es que su
moneda no se devalúe, que al final de mes tengan un sueldo que les permita
vivir y no que cada vez que vayan al supermercado se echen las manos a la
cabeza por la subida de los precios.
En esta primera
etapa de mi viaje en la que estoy asentado en un solo lugar, me permite vivir
el día a día de Rosario y a su vez, comparar esta forma de vida con Europa. Está claro que son dos realidades
totalmente distintas, prácticamente incomparables. Allí dentro de lo que cabe y
a pesar de la crisis, el valor de la moneda no se devalúa tanto como el peso
argentino. Aquí la gente tiene que invertir en la compra de bienes como coches
o casas además de estar atentos a ese cambio constante del valor de su moneda.
En estos días todo
el mundo me dice que todo está carísimo en Argentina. Yo me fijo en los precios
y la verdad es que son parecidos a los que acostumbro a ver en España con la
diferencia de que el sueldo mínimo es de 3.600 pesos (unos 330€) mientras que
en mi país, donde las cosas tampoco están bien, quien tiene un trabajo a tiempo
completo cobra un sueldo mínimo de 750€. Muy poco en ambos casos para los
ciudadanos de uno y otro país.
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